Una de las funciones principales de una subestación eléctrica es transformar la electricidad de alto voltaje de la red de transmisión en electricidad de menor voltaje que se puede distribuir a los clientes. Este proceso es necesario porque el voltaje de la electricidad que se transmite a largas distancias es demasiado alto para su uso en la mayoría de los hogares y empresas. Los transformadores se utilizan para reducir el voltaje de la electricidad a un nivel apropiado para la distribución.

Además de transformar el voltaje de la electricidad, las subestaciones eléctricas también ayudan a regular la frecuencia de la electricidad. La frecuencia de la electricidad es el número de veces por segundo que la corriente eléctrica cambia de dirección. En la mayoría de los países, la frecuencia estándar de la energía eléctrica es de 50 o 60 Hz. Las subestaciones eléctricas ayudan a garantizar que la frecuencia de la electricidad permanezca estable y dentro del rango aceptable.

Las subestaciones eléctricas también desempeñan un papel importante en el mantenimiento de la fiabilidad de la red eléctrica. Los disyuntores, interruptores y otros dispositivos se utilizan para proteger el sistema de sobrecargas, cortocircuitos y otros tipos de fallas que pueden interrumpir el flujo de electricidad. Estos dispositivos pueden detectar y aislar rápidamente los equipos defectuosos, lo que ayuda a prevenir cortes de energía generalizados.

Las subestaciones eléctricas pueden variar en tamaño y complejidad dependiendo de las necesidades de la red eléctrica local. Algunas subestaciones son relativamente pequeñas y sirven a un solo vecindario o complejo industrial, mientras que otras son mucho más grandes y pueden servir a ciudades o regiones enteras. Independientemente de su tamaño, todas las subestaciones eléctricas están diseñadas para garantizar que la electricidad se distribuya de manera segura, confiable y eficiente a los clientes.